
El más cool-to de los cultos: conozcan a Steely Dan
Fue en los años 70 que dos tipos raros de nombre Donald Fagen y Walter Becker decidieron crear una banda rara de rock y componer canciones raras de letras mordaces que bebían del teatro musical, jazz, soul, doo woop y demás géneros que no fueran rock.
Tan grandes y tan geniales que hoy por hoy son la banda de culto más importante en la historia de la música.
Llenaban estadios, vendían discos, llegaban al número uno del Billboard.
Nada mal para un par de músicos cuyo mayor pesar era tener que presentarse en vivo.
Y nunca dejaron de ser un par de freaks.
Y genios. Grandes genios.
Tomando su nombre de un vibrador de la legendaria (por obscura, por densa) novela El almuerzo Desnudo de William S. Burroughs, Steely Dan fueron una anomalía dentro de los desmadrosos años setenta; nerds, enigmáticos y obsesionados con la perfección sonora, esta dupla se convirtió en una de las bandas más exitosas surgidas después de los convulsos años 60, con discos perfectos cómo Can’t Buy a Thrill (1972), Aja (1977), Gaucho (1980) y el ganador del Grammy a álbum del año Two Against Nature (2000, Grammy que le arrebató a nada más y nada menos que Radiohead y Eminem en su punto más alto) coronando las listas de popularidad y alumbrando temas perfectos cómo Reelin in the years, Hey Nineteen, Black Friday, Babylon Sisters y Peg, mientras conservaban intacta su mística de outsiders, una que sólo la muerte de uno de ellos (Walter Becker en el 2017) interrumpió para convertirlos, ya solamente con Donald Fagen conservándose cómo único miembro original, en uno de los mayores vendedores de estadios y discos de su generación.
Y es precisamente Fagen quien narra con iguales porciones de nostalgia y mordacidad el cómo llegaron a ser leyenda en las formidables memorias Hispters Eminentes: Ensayos Reunidos: Autobiografía del Gusto Y El Ocaso de Los Dioses (2019, Libros del Kultrum); Curiosa autobiografía que por momentos parece haber sido escrita a cuatro manos por Philip Roth y Warren Zevon, aquí en voz de la leyenda se nos narra cómo un chico tímido e inadptado obsesionado con Los Ángeles y el jazz se convirtió en una leyenda atípica, una que ve cómo mientras muchos se convierten en nostalgia o necrológica después de haber alcanzado el éxito másico, aún puede mirar hacia atrás con humor y nostalgia de haberse salido con la suya.
Y haberse sabido tan freak desde el principio.
Saboreando el continuar siéndolo.
Tan freak y encantador cómo desde el inicio.
Pero más sabio.
Y más único.
¿Qué escuchar?
Si existe una disco perfecto (entre tantas obras maestras) para caer rendido al culto de Steely Dan, ese es sin lugar a dudas Aja (1977, de enigmática portada diseñada por el malogrado Phil Hartman): Jazz, blues, balada y mucho, mucho humor negro conviven en un álbum que ha sido reconocido tanto por ser el más perfectamente grabado de la historia (y con mayor rotación de músicos en el estudio: 40 músicos aproximadamente) cómo la cúspide de los excesos de la cocaína en los años 70’s y que en temas cómo Deacon Blues, Josie y esa cumbre llamada Peg alcanzan la perfección sónica con un sonido inclasificable.
¿A que suena?
¿Jazz? ¿Rock? ¿Soul? ¿Soft Rock?
No.
Suena a Steely Dan.