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“The Zone of Interest” el horror de la guerra desde la cotidianidad

Johathan Glazer nos regala una de las mejores películas del año, “Zona de Interés”, una película que toca uno de los temas preferidos del cine bélico, el holocausto. Pero, a diferencia de otras películas que hablan sobre los horrores de la guerra como lo son La lista de Schindler, El Pianista, Niños del Hombre, o Francotirador, esta película dista de mostrarnos la violencia más cruda y visualmente impactante a la que el cine Hollywoodense nos ha acostumbrado. En cambio, Glazer decide retratar la violencia por medio del diseño audio, y conscientemente decide no filmar los actos violentos. Ya que, de acuerdo con sus propias palabras “en el momento que se decide filmar un hecho violento, estás tomando partido”.

¿Qué nos muestra la película?

Durante los 105 minutos de duración, la película nos muestra la cotidianidad de una familia idílica Alemana, encabezada por el patriarca Rudolf Hoss. El director presenta su día a día; cosas tan banales como ver a la familia jugar en el rio, festejar cumpleaños, ver a Rudolf leerle cuentos para dormir a sus hijas, vemos a los niños jugar, y a Hedwig Hoss (esposa de Rudolf y madre de sus hijos) acompañar las charlas con sus amigas con una taza de té. No existe un arco de aventura, o actuaciones escandalosas propias de un drama cínico en su manipulación, simplemente vemos a la familia existir.

Zona De Interés (2023) | MUBI

El problema con Rudolf Hoss y su familia modelo, es que, la vida tan privilegiada que llevan en su casa paradisiaca con piscina e inmenso jardín lleno de frutos y flores hermosas, es sustentada por el trabajo de Rudolf como director del campo de concentración de Auschwitz, una de las fabricas de muerte más infames del siglo XX.

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Incluso, podemos ver como la casa de nuestros protagonistas está ubicada a tan solo unos pasos de este campo de concentración. Es por eso que podemos ver como, mientras la familia está disfrutando de una tarde soleada viendo jugar a sus hijos en la piscina, de fondo, se escuchan los gritos de los prisioneros judíos ser torturados por los subordinados (o empleados) de Rudolf.

La cruda realidad: un análisis de The Zone of Interest

La banalidad del mal

En 1961, en Israel, se inicia un juicio en contra de Adolf Eichmann por genocidio, pese a que él jamás asesinó a nadie… o al menos no directamente. Eichmann era un burócrata encargado de organizar la logística del entramado ferroviario que conducía a los prisioneros judíos a los campos de concentración.

 

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Hannah Arendt, fue una filosofa y teórica política Alemana de origen judío, cubrió este evento histórico, y acuñó el termino “banalidad del mal”. Lo que explica Arendt, es que Eichmann, no era un sociópata, simplemente era un padre de familia con trabajo de oficina que seguía ordenes y no cuestionaba la naturaleza de sus actos, aún cuando este trabajo era parte de todo un engranaje lleno de muerte, cosa que Eichmann decidía ignorar o banalizar.

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Con este concepto, Glazer, nos retrata a su monstruo, un hombre normal sin un don para la crueldad, simplemente un burócrata que busca cumplir con su trabajo de la mejor manera, y que le quita importancia a toda la violencia y muerte que hay a su alrededor. Es por ello que, el final de la película es tan poderoso; cuando Rudolf va bajando las escaleras y la luz se hace cada vez más tenue, y mientras baja le van dando arcadas, es la forma en que Glazer nos dice como muy en el fondo Rudolf es consciente de que ese trabajo meramente administrativo, es el responsable de uno de los genocidios más grandes en la historia de la humanidad.

En resumen, corran a ver esta película.

Crítica de 'La zona de interés', de Jonathan Glazer

 

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