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El Resurgir del Jazz Astral: Una Mirada a Sus Orígenes

El Jazz Astral, tradicionalmente visto como una corriente “menor” dentro del universo del jazz, está viviendo un renacimiento. Su legado, una amalgama de misticismo, exotismo oriental y sonoridades africanas, vuelve a resonar con fuerza en el siglo XXI.

Una pequeña historia del Jazz Astral (I) - Caravan

Los Años 60: La Cuna del Jazz Astral

A mediados de los años 60, el mundo del jazz era un hervidero de innovaciones. Mientras el free jazz, liderado por figuras como Ornette Coleman y Cecil Taylor, rompía las barreras tonales con una fuerte carga política, y Miles Davis exploraba la fusión del jazz con el rock en su revolucionario Bitches Brew, una nueva corriente comenzaba a despuntar: el Jazz Astral.

Esta corriente, inicialmente considerada una curiosidad, combinaba elementos místico-lisérgicos con una vuelta a las raíces africanas, adornada con una iconografía kitsch que mezclaba el antiguo Egipto con galaxias lejanas. Sin embargo, detrás de esta apariencia excéntrica, la música tenía una profunda resonancia espiritual.

Una pequeña historia del jazz astral (y II) - Caravan

 

John Coltrane: El Faro Espiritual

Aunque pocos inscribirían a John Coltrane directamente en el Jazz Astral, su influencia es innegable. Obras maestras como “A Love Supreme” (1965), “OM” (1967), “Meditations” (1966) y “Ascension” (1966) sentaron las bases de esta nueva sonoridad. La búsqueda espiritual de Coltrane, que abarcaba el hinduismo, el sufismo, la Cábala, la historia africana y las filosofías de Platón y Aristóteles, fue una fuente de inspiración para toda una generación de músicos.

Antes de su prematura muerte en 1967, una nueva ola de músicos había adoptado estos principios, incluyendo a Marion Brown, Archie Shepp, John Tchicai, Dewey Johnson, Pharoah Sanders y Albert Ayler. Su esposa, Alice Coltrane, también jugó un papel crucial en esta transformación.

Alice Coltrane y Pharoah Sanders: Herederos del Legado

Tras la muerte de Coltrane, Alice Coltrane y Pharoah Sanders tomaron la batuta. Ambos, colaboradores cercanos en los últimos proyectos de Coltrane, continuaron explorando y expandiendo los límites del jazz. Alice Coltrane, con álbumes emblemáticos como “Journey in Satchidananda” y “Ptah, the El Daoud”, fusionó melodías e improvisaciones con instrumentos de percusión africanos e indios, arpas y campanas, creando una música que resonaba con la búsqueda espiritual de su tiempo.

Por su parte, Sanders, conocido por su intensa energía en el free jazz, canalizó esa fuerza en una música más “divina”, incorporando elementos de la música folclórica árabe e india, el gospel sureño y el R&B. Su tema “The Creator Has a Master Plan”, de 32 minutos, se convirtió en un hito, demostrando que el Jazz Astral podía trascender géneros y conectar con un público más amplio.

Tony Scott: El Visionario de la World Music

Otro pionero del Jazz Astral fue el clarinetista Tony Scott. Su álbum “Music for Zen Meditation” de 1964 es considerado el primer disco de New Age. Scott, quien había tocado con grandes figuras del jazz como Sarah Vaughan y Miles Davis, se trasladó a Japón en 1960, donde colaboró con el maestro de koto Shinichi Yuize y el flautista de shakuhachi Hozan Yamamoto. Su enfoque experimental y su receptividad a todas las formas de música global lo convirtieron en un precursor de la World Music.

El Legado del Jazz Astral en el Siglo XXI

En esta primera entrega de nuestro especial sobre Jazz Astral, hemos explorado los orígenes de este estilo único y su evolución a través de figuras clave como John Coltrane, Alice Coltrane, Pharoah Sanders y Tony Scott. En la segunda parte, continuaremos nuestra travesía con artistas como Sun Ra y Don Cherry, y analizaremos cómo este estilo sigue influyendo en la música contemporánea.

El Jazz Astral, con su fusión de lo místico y lo musical, no solo está vivo, sino que está más relevante que nunca. Su capacidad para conectar con lo espiritual y lo trascendental resuena en una nueva generación de músicos y oyentes, demostrando que su legado está lejos de ser una simple curiosidad del pasado.

How Pharoah Sanders played against reality - New Statesman

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