Stan Getz: El Hombre, el “Sonido”
Stan Getz, uno de los nombres más reconocidos en la historia del jazz, dejó una huella profunda con su estilo inconfundible y su cálido tono en el saxofón tenor. Nacido en Filadelfia el 2 de febrero de 1927, y conocido como “The Sound” por su estilo lírico y suave, Getz llegó a ser una figura central en géneros como el bebop, el cool jazz y la bossa nova. Su carrera estuvo marcada tanto por sus contribuciones al jazz como por su capacidad de integrar influencias de diferentes corrientes musicales.
Inicios en Nueva York
La familia de Getz se trasladó a Nueva York cuando él tenía solo cuatro años, y fue en el Bronx donde el joven saxofonista comenzó a forjar su carácter en medio de la dureza del entorno urbano. Aunque inicialmente aprendió a tocar el contrabajo y el fagot, fue a los trece años cuando su padre le compró su primer saxofón, instrumento con el que más tarde conquistaría el mundo. A los quince años, Getz ya tocaba profesionalmente, y su talento le permitió formar parte de importantes orquestas, entre ellas la de Benny Goodman, con quien comenzó a grabar solos.
Su verdadera consagración llegó a finales de los años 40, cuando grabó el solo “Early Autumn” mientras trabajaba con la orquesta de Woody Herman. Fue esta grabación la que le otorgó el sobrenombre de “The Sound”, y consolidó su posición como uno de los saxofonistas más influyentes del momento. En los años que siguieron, Getz lideró sus propias bandas y colaboró con figuras de la talla de Horace Silver y Oscar Peterson.
Del cool jazz a la bossa nova
A lo largo de los años 50, Stan Getz se asoció frecuentemente con el estilo conocido como cool jazz, aunque su carrera dio un giro radical en la década siguiente cuando se introdujo en el mundo de la bossa nova, un género originario de Brasil. Atraído por la suavidad y cadencia de este estilo, Getz colaboró con el guitarrista Charlie Byrd en el álbum Jazz Samba en 1962, que incluía una versión de la famosa “So Danço Samba” de Antonio Carlos Jobim. El disco fue un éxito rotundo y le valió a Getz un premio Grammy, iniciando así la explosión de la bossa nova en los Estados Unidos.
Su siguiente gran paso fue trabajar con los brasileños João y Astrud Gilberto en el icónico álbum Getz/Gilberto (1963). Este trabajo no solo alcanzó el éxito comercial, sino que popularizó la bossa nova a nivel mundial, gracias a canciones como “Garota de Ipanema”. El álbum ganó dos premios Grammy y fue un puente entre la música brasileña y el jazz norteamericano, demostrando la versatilidad de Getz como músico.
Evolución musical y últimos años
A pesar de su éxito con la bossa nova, Stan Getz nunca se conformó con encasillarse en un solo estilo. Durante los años 60 y 70, exploró nuevas tendencias como el jazz fusion y el post-bop, colaborando con artistas como Chick Corea y Gary Burton. Estas exploraciones ampliaron aún más su ya impresionante legado musical, adaptándose a los cambios en la escena del jazz y dejando su sello en cada etapa.
En los años 80, Getz continuó siendo una figura influyente, trabajando con pianistas como Kenny Barron y contrabajistas como Rufus Reid. Sin embargo, su carrera se vio interrumpida en 1988 cuando fue diagnosticado con cáncer de hígado. Aunque su salud empeoró, Getz siguió tocando hasta casi el final de su vida, falleciendo el 6 de junio de 1991 en Malibú, California.
Stan Getz será siempre recordado por su contribución excepcional al jazz, su capacidad de innovar y su talento para fusionar estilos. Su música, llena de sensibilidad y emoción, sigue siendo un referente para generaciones de músicos y amantes del jazz.