
Ron Carter: “Nunca ensayábamos, pero todo salía bien”
A sus 85 años, Ron Carter no sólo es una leyenda viva del jazz: es una enciclopedia con cuerdas, una figura que ha moldeado el sonido del contrabajo en más de 2,000 grabaciones. Su historia se cuenta dese la médula, desde los años dorados del jazz moderno, cuando se unió en 1963 al segundo gran quinteto de Miles Davis, compartiendo escenario con Herbie Hancock, Wayne Shorter y Tony Williams.
“Miles era el químico jefe”, recuerda Carter. “Cada noche mezclábamos los elementos sin ensayo alguno, y aun así sabíamos que todo iba a salir bien”.
Su incorporación al grupo fue avalada por Paul Chambers, el anterior bajista de Davis, quien lo describió sin tapujos como un “hijo de puta como bajista”. Desde entonces, Carter ha dejado su huella en discos esenciales como Seven Steps to Heaven, y en colaboraciones con figuras como Thelonious Monk, Chet Baker, Antonio Carlos Jobim y George Benson.
Más allá del escenario, Carter también ha dedicado parte de su vida a la enseñanza. Durante dos décadas fue profesor en el City College de Nueva York, y ha desarrollado un método propio para formar músicos que aún hoy sigue afinando:
“Busco las notas correctas de forma constante. Así una canción suena nueva cada vez, aunque la hayas tocado mil veces”.
Su visión del jazz actual es optimista: “Está muy vivo en todas partes”. En 2022 un accidente lo alejó temporalmente de los escenarios europeos, Carter continúa activo con su Foursight Quartet, demostrando que, como Miles Davis, él también entra “en el primer compás”. Su carrera no se mide por décadas, sino por una ininterrumpida creatividad que sigue latiendo en cada interpretación. Porque, para Ron Carter, cada nota cuenta, y cada concierto puede ser el primero.