El origen ¿Impuro? del Jazz, y la música
Se sabe que el Jazz actualmente es un género musical que suele ser muy selectivo con sus escuchas y que se suele categorizar como algo que “no es para todos”. Pero, se sabe que este género musical que fue creado para ser escuchado con puro y vinito en mano, tuvo orígenes muy humildes. Incluso, el origen de la etimología de la palabra “Jazz” para los oídos más conservadores, podría ser calificada como “sucia” y “vulgar”. Esto no es una verdad absoluta, ya que, hay varias teorías sobre el origen de la palabra jazz.
Como termino deportivo
En Nueva Orleans, los beisbolistas utilizaban la palabra “Jazz” para describir un movimiento rápido y elegante. Bastante adecuada para lo que es el Jazz; ver a un grupo de músicos toca una sesión Jam es una muestra de virtuosismo, velocidad, y una conjunción armónica de silencio y caos.
Como deformación de “Jasmine”
Estamos entrando en terrenos turbios con esta definición, y es que “Jasmine” era una fragancia muy popular en Nueva Orleans, pero, era principalmente usada por mujeres de la vida galante. Pero ¿de todas las fragancias que había en ese entonces, porque se relacionó esta con la música Jazz?
Jazz como termino sexual
Esta es la teoría más controvertida, y la que se relaciona con la segunda, y es que los músicos de Jazz de aquel entonces solían frecuentar los burdeles, sobre todo para tocar música en vivo para los clientes. En aquel entonces usaban la palabra Jazz para referirse al acto sexual. Aunque esta teoría es rechazada por muchos historiadores, veremos que el sexo y la música están ampliamente relacionados desde que el homosapiens se definió como, Hombre.
La música y el sexo
René Peréz Joglar, alias: Residente, tiene una canción muy divertida en la que toma sus líricas y su flow rapero con un ritmo electrónico en la que, habla del sexo. Y no, no lo hace de la forma acostumbrada de los artistas de reggaeton actuales, sino que, lo hace de una forma más creativa. En ella basicamente explica, que uno de los mayores motivantes para que el ser humano salga de su cama, y quiera estudiar una carrera, conseguir trabajo, cultivarse con conocimiento, y aprender una determinada cantidad de habilidades, es el sexo. Y la música puede ser fruto de esa correlación.
Charles Darwin, sugirió que, al igual que el canto de los pájaros, el propósito principal de la música es el sexo. Según Darwin, las notas musicales y el ritmo fueron adquiridos por nuestros ancestros con el fin de atraer al sexo opuesto.
Un estudio realizado por el psicólogo Benjamin Charlton de la Universidad de Sussex en Brighton, Inglaterra, ha arrojado evidencia que apoya esta hipótesis. Charlton encontró que las preferencias sexuales de las mujeres cambiaban durante su ciclo menstrual, y en el punto más fértil del ciclo, preferían compositores de música más compleja, lo que podría considerarse una señal de parejas más capaces.
Pero, ¿qué credibilidad tiene esta noción de que hacer música está relacionado con el sexo?
La música es una forma de comunicación humana completamente universal. Todas las culturas conocidas han tenido música, incluso aquellas que no tenían lenguaje escrito. Sin embargo, al contrario de actividades como cocinar o criar una familia, la música no ofrece beneficios evolutivos obvios o tangibles.
Existen varias teorías sobre por qué surgió la música entre nuestros ancestros. Algunos creen que comenzó como forma de promover la cohesión social, mientras que otros sugieren que se originó en las canciones de la comunicación materno-filial. También hay quienes piensan que la música y el lenguaje estuvieron fusionados en una forma de comunicación compuesta denominada “musilenguaje”.
La idea de Darwin de la música como agente de selección sexual sigue siendo una de las teorías preferidas. Según esta teoría, la destreza en el canto y en crear música funcionaría como la cola del pavo real: inútil, incluso una molestia, pero llama la atención y podría ofrecer pistas sobre la idoneidad genética.
Las estrellas del rock y del pop suelen rodearse de admiradores sexualmente disponibles, y hay pruebas anecdóticas que sugieren que la calidad de la interpretación de la música declina después del sexo. Sin embargo, las evidencias científicas de la selección sexual en música han sido escasas y equívocas.
El estudio de Charlton ofrece un nuevo ángulo sobre esta cuestión. Charlton encontró que las mujeres, durante el punto más fértil de su ciclo menstrual, mostraban una mayor preferencia por compositores de música más compleja. Esto sugiere que las mujeres podrían usar la capacidad de los compositores masculinos para crear música compleja como criterio para la elección de pareja.
Sin embargo, los resultados de Charlton no son concluyentes y se necesita más investigación para comprender completamente la relación entre la música y el sexo. A pesar de las incertidumbres, la música sigue siendo un fenómeno fascinante que nos invita a explorar sus múltiples dimensiones.