La línea que separa a un artista de su obra suele ser muy difusa, ¿Siempre podemos separar a a creación de su creador?, ¿En unos casos aplica más que otros? o ¿El arte siempre está ligado a su autor? Un pintor, un músico, un escritor, un cineasta, todos crean de acuerdo a lo que conocen e impregnan de su personalidad a sus obras.
Roman Polanski, una persona de la cual siempre es incómodo hablar o escribir, un genio, y un monstruo en todos los sentidos. Un artista que supo dotar de infinita sensibilidad, erotismo y sobre todo, crueldad, a todas sus obras. En esta ocasión hablaremos de una de sus películas más personales desde The Pianist. Una película que ilumina y visibiliza todos los rescoldos de las paredes del pozo sin fondo al cual, por pura voluntad propia, decidió meterse hace 50 años. Venus in Furs, una ¿carta de disculpa? de un depravado.
Trama
Thomas Novacheck, reconocido escritor y director, lleva al teatro una adaptación de la famosa novela de Leopold von Sacher-Masoch, “La Venus de las pieles”. La trama se despliega en un teatro parisino, donde Thomas se ve inmerso en una serie de audiciones para encontrar a la actriz ideal para el papel principal, Wanda von Dunayev.
El giro llega cuando una misteriosa actriz llamada Vanda Jordan irrumpe en escena, desafiando las expectativas de Thomas. A pesar de su apariencia desaliñada, Vanda demuestra tener un talento nato para la actuación, asumiendo el papel con una maestría que sorprende a Thomas. Su dominio del guion, la puesta en escena e incluso del equipo técnico revela poco a poco que la supuesta “actriz novata” que nadie contrata, es más bien una profesional educada por la escuela de Stanislavski.
La trama de la obra, centrada en la dominación y sumisión sexual, despierta el interés de Vanda cuando a medida que va leyendo el guion, cuestiona a Thomas sobre su idea de ver al masoquismo como algo romántico. Esta confrontación lleva a Thomas a cuestionar sus propias fantasías y deseos, transformándose gradualmente en el protagonista masoquista de la historia.
La película culmina en una escena impactante donde Thomas queda atado mientras Vanda danza frente a él, simbolizando la inversión de roles y el poder femenino. Este desenlace evoca la cita del Libro de Judith, subrayando el tema central de la obra: la entrega del hombre en manos de la mujer.
Significado
Antes que nada, observen esta foto.
A la izquierda podemos ver a Roman Polanski, el director y escritor de la cinta, en el centro podemos ver a su esposa y protagonista de la cinta, Emmanuelle Seigner, y a la derecha podemos ver a Mathieu Amalric, co-protagonista de la cinta.
Ahora ¿Qué ven?, ¿Notan algún parecido entre Polanski y Amalric? si esto es así, es porque no es casualidad. Polanski como todo buen director, tiene un gran dominio de la semiótica y del lenguaje cinematográfico, y estos detalles están muy bien pensados. Roman Polanski en 1977, a sus 43 años, fue acusado por haber abusado y sodomizado a Samantha Gailey (posteriormente Samantha Geimer), cuando tenía tan solo 13 años de edad. Polanski evitó los cargos impuestos huyendo a Francia, lejos de la jurisdicción estadounidense y británica. Hasta la fecha Polanski continua viviendo en Francia, si llega pisar los Estados Unidos o Reino Unido, es muy probable que sea arrestado.
Esa no fue la única ocasión en que lo acusaron de abuso sexual. Charlotte Lewis, denunció que durante el rodaje de Piratas, fue forzada por Polanski a tener relaciones sexuales con él para poder actuar en la película cuando tenía tan solo 16 años de edad. Una mujer identificada solamente como “Robin”, en 2017 acusó a Polanski de abusar de ella en 1973 cuando tenía 16 años de edad. También en 2017, fue denunciado por la actriz alemana Renate Langer, por abusar de ella en 1972 cuando era tan solo una adolescente. Y en 2019 Valentine Monnier lo denunció por abusar de ella en 1975, esta acusación incluso está respaldada por un amigo de Polanski.
Como pueden leer, Polanski debería ser considerado un violador serial, por la cantidad de denuncias y por el corto periodo de tiempo entre cada suceso. Polanski forma parte del lado más putrefacto de las esferas de poder del medio artístico, siendo uno de tantos que aprovechaban su posición para poder manipular a un montón de mujeres que, en la búsqueda de una oportunidad de trabajo, eran forzadas a tener relaciones sexuales con estos monstruos.
La película, es un intento de romantizar sus propias perversiones y de limpiar su imagen ante el ojo público, haciendo que Polanski pase victimario a victima de una “Femme Fatale”. Un claro ejemplo de cinismo artístico, y un intento fallido de redención.