La libertad y el amor en Hegel según Slavoj Žižek: entre traiciones, paradojas y normas sociales
Para Slavoj Žižek, el pensador esloveno conocido por su aguda interpretación del idealismo alemán, el amor y la libertad en Hegel son conceptos inseparables y profundamente complejos. En sus análisis, Žižek arroja luz sobre las paradojas de estos temas, revelando cómo la libertad sólo puede existir dentro de una estructura social de normas y restricciones, y cómo el amor puede implicar una traición que, paradójicamente, refuerza la fidelidad.
¿Cómo es posible entender la libertad bajo restricciones?
En su explicación, Žižek cita ejemplos cotidianos: caminar por una calle concurrida implica libertad de movimiento, pero esta sólo es posible porque confiamos en que los demás seguirán ciertas reglas de comportamiento. Si esta estructura social no existiera, la supuesta libertad se convertiría en caos. Este marco regulado es lo que Hegel denomina “libertad concreta”, en contraste con una “libertad abstracta” que busca eliminar todas las restricciones, pero que, en la práctica, termina limitando el ejercicio real de la libertad.
Por ejemplo, durante la pandemia de COVID-19, el rechazo a vacunarse se presentó como una forma de libertad personal. Sin embargo, esta decisión, al aumentar el riesgo de contagio, restringía la libertad colectiva de convivir sin miedo. Para Žižek, esto ilustra que la verdadera libertad individual sólo puede lograrse dentro de una comunidad que respeta normas compartidas.
Esta tensión entre libertad abstracta y concreta también se aplica a las luchas políticas. En una protesta o revolución, las personas se unen bajo una consigna universal como “libertad”, pero cada grupo proyecta en ella su propia interpretación. La libertad puede significar derechos económicos para unos, libertad de expresión para otros o incluso anarquía. Esta divergencia no es un error, sino una característica esencial de la libertad misma, que nunca se define de una sola manera.
El amor en Hegel
Por otro lado, el amor en Hegel también es un terreno de paradojas. Žižek plantea que el amor verdadero no es una emoción pacífica, sino una fuerza que introduce una ruptura en el orden establecido. A diferencia de la compasión budista, que busca la indiferencia y la anulación de pasiones, el amor cristiano es violento en su selección: se elige a una persona por encima de todas las demás.
En este sentido, Žižek aborda el concepto de traición como una forma extrema de amor y fidelidad. Esta idea, por absurda que parezca, tiene una lógica interna: al traicionar a alguien en un momento crítico, se revela una dimensión más profunda de la relación. Si la persona traicionada entiende el significado de esa traición, demuestra una conexión que va más allá de lo superficial.
Para ilustrar esto, Žižek se refiere a los líderes religiosos y filosóficos, como Lacan o Abraham en la historia bíblica. Estos líderes exigen de sus seguidores una traición temporal que, si se comprende correctamente, refuerza la fidelidad a una causa superior. Lacan, por ejemplo, desafió a sus discípulos a amarlo lo suficiente como para traicionarlo.
En resumen, para Žižek, tanto el amor como la libertad son procesos dinámicos y llenos de contradicciones. La verdadera libertad se construye dentro de marcos sociales regulados, y el amor auténtico puede implicar gestos de traición que desafían las expectativas convencionales. Estas ideas, inspiradas en Hegel, nos invitan a reconsiderar nuestras concepciones simplistas de estos conceptos fundamentales.