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“Ozymandias”: El fin del imperio de Heisenberg

Si hay un episodio de televisión que ha dejado una marca indeleble en la cultura pop, es el decimocuarto capítulo de la quinta temporada de Breaking Bad, titulado “Ozymandias”. Este episodio, dirigido por Rian Johnson y escrito por Moira Walley-Beckett, no es solo la cúspide de la serie creada por Vince Gilligan, sino un hito en la historia de la televisión. Más allá de su aclamada producción y actuaciones sobresalientes, el episodio es una devastadora representación de la caída de Walter White, o mejor dicho, de su alter ego: Heisenberg.

Desde el inicio, Breaking Bad se construyó sobre una premisa sencilla pero electrizante: la transformación de un profesor de química fracasado en un poderoso narcotraficante. Sin embargo, “Ozymandias” expone de forma cruda las consecuencias de esa evolución. El episodio toma su título del poema de Percy Bysshe Shelley, una obra que retrata la inevitable decadencia de los poderosos. En el caso de Walter White, su “reinado” también está condenado a la ruina.

Breaking Bad's' Latest Episode, “Ozymandias,” Is Its Most Action-Packed One Yet

Del origen al abismo

“Ozymandias” abre con una escena que contrasta drásticamente con el caos que está por venir. Es un flashback al primer “cocinero” de metanfetamina de Walter y Jesse Pinkman en el desierto. Ambos están en una etapa casi inocente, donde su relación es genuina y no hay rastros de traiciones o tragedias. Esta escena, además de ser un recordatorio del inicio, enfatiza cómo los cimientos de su mundo se han erosionado hasta la destrucción total.

El episodio avanza rápidamente hacia el presente, donde el precio de las decisiones de Walter finalmente se cobra su deuda. La muerte de Hank Schrader, su cuñado, es un momento que marca un punto de no retorno. La brutal ejecución a manos de una banda de neonazis es una confirmación de que el “negocio” de Walter ha devorado todo lo que alguna vez apreció.

Ozymandias (2013)

Los ojos de la condena

Una de las fortalezas de “Ozymandias” radica en cómo los personajes alrededor de Walter reflejan su caída. La mirada de Hank, resignado ante su inminente muerte, es una sentencia silenciosa hacia su cuñado. Jesse, encadenado y humillado, no puede ocultar su desprecio al descubrir cómo Walter lo traicionó al revelar la muerte de su novia, Jane. Pero es la reacción de su familia la que golpea con mayor fuerza: Skyler, aterrada, finalmente reconoce que su esposo se ha convertido en un monstruo. Walter Jr., el hijo que siempre lo admiró, lo ve ahora con horror y repulsión.

Estas miradas no solo muestran la destrucción externa del imperio de Walter, sino también su autodestrucción interna. Es en este momento cuando él acepta, aunque sea brevemente, su responsabilidad en la debacle de su vida.

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El último legado

La devastación de Walter es casi total. La fortuna que acumuló con tanto esfuerzo se reduce a un solo barril de dinero. En una imagen poderosa, lo vemos rodar ese barril por el desierto, una versión patética del otrora poderoso Heisenberg. Es un eco del poema de Shelley: el “gran rey” cuya obra maestra termina siendo una ruina enterrada en el polvo.

El simbolismo de “Ozymandias” es claro: todo imperio, por más grandioso o temido que sea, está destinado a colapsar. Walter White comenzó su viaje creyendo que podía controlar su destino y el de los demás. Pero al final, solo le queda enfrentarse a las cenizas de su legado.

El capítulo culmina con una atmósfera de desolación absoluta. La música de The Limeliters, con su letra melancólica, acompaña a Walter mientras se desvanece en el horizonte. Es el principio del fin, y como el “Rey de Reyes” del poema, Heisenberg queda reducido a un nombre en la arena, destinado a ser olvidado por la eternidad.

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