
Hermeto Pascoal: El alquimista
Hermeto Pascoal, nacido el 22 de junio de 1936 en Arapiraca, Brasil, es uno de esos músicos que, en un mundo ideal lideraría todas las listas de popularidad en el mundo. Multiinstrumentista, compositor y orquestador autodidacta, su música es… música. Ya que el mismo la define como música universal, porque fusiona la tradición brasileña con el jazz y la experimentación sonora, creando una gran variedad de colores que forman en si mismo un Pollock infinito.
Desde su infancia en Lagoa da Canoa, una zona rural del noreste brasileño, Pascoal mostró un vínculo profundo con el sonido. Su condición de albino le impedía trabajar bajo el sol, lo que lo llevó a sumergirse en la música desde muy pequeño, explorando los instrumentos que encontraba a su alrededor: flautas, tambores, el bandoneón de su padre y objetos cotidianos que transformaba en fuentes de sonido. Esta curiosidad incansable lo llevó a dominar alrededor de 50 instrumentos, sin contar los que él mismo construye.
Desde su infancia en Lagoa da Canoa, una zona rural del noreste brasileño, Pascoal mostró un vínculo profundo con el sonido. Su piel sensible debido a su condición de albino lo obligaba a permanecer largas horas dentro de casa evitando el sol. Eso y sus ojos de asombro lo llevaron a tratar de dominar varios instrumentos que encontraba a su alrededor: flautas, tambores, el bandoneón de su padre y objetos cotidianos que transformaba en fuentes de sonido.
A los 14 años comenzó su carrera profesional en Recife, tocando en radios locales. Su talento lo llevó a integrarse a diversas formaciones musicales, hasta convertirse en una figura central del jazz brasileño de los años 60. En ese periodo, participó en grupos fundamentales como Sambrasa Trío, Quarteto Novo y Brazilian Octopus, consolidando un estilo que combinaba la sofisticación armónica con ritmos brasileños tradicionales.
El reconocimiento internacional llegó en 1970, cuando Miles Davis lo invitó a colaborar en su álbum Live-Evil. Davis, sorprendido por su talento, llegó a decir que Hermeto era “el músico más impresionante del mundo”. Ese encuentro marcó un hito en su carrera y le abrió las puertas de los principales escenarios de jazz del mundo, como Montreux, Tokio y diversas ciudades de Europa y América Latina.
Durante las décadas siguientes, Pascoal desarrolló una discografía extensa y diversa. Obras como A música livre de Hermeto Pascoal (1973), Zabumbê-bum-á (1978) y Cérebro Magnético (1980) muestran su afán de explorar nuevos territorios musicales. Pero tal vez su proyecto más ambicioso fue Calendário do som (1996-1997), una serie de 366 composiciones —una por cada día del año— pensadas como regalo musical para cada cumpleaños. Este legado ha sido interpretado por orquestas y colectivos de todo el mundo.
Hermeto no solo ha compartido escenario con figuras como Elis Regina, Ron Carter o Astor Piazzolla, sino que ha influido a generaciones de músicos por su espíritu lúdico, su virtuosismo y su visión de la música como un lenguaje sin fronteras. Su capacidad para integrar sonidos de la naturaleza, gruñidos de animales, juguetes o voces humanas en composiciones orquestales lo ha consolidado como un artista fuera de lo común.
Hoy, a sus más de 88 años, Hermeto Pascoal sigue activo, presentándose en formatos que van desde el solo hasta la orquesta sinfónica. Su obra continúa expandiendo los límites de la música, reafirmando que para él, todo suena, todo vibra, y todo puede ser parte de una sinfonía. ¿Qué músico vivo ha llevado tan lejos la idea de libertad creativa? Quizá ninguno como él.