Jazz at the Pawnshop: Una Joya Musical Grabada en Circunstancias Inusuales
Estocolmo, 14 de enero de 2024 – En el corazón de la historia del jazz, algunos discos destacan no solo por la maestría musical sino también por la calidad excepcional de su grabación. Entre ellos, “Jazz at the Pawnshop” se erige como una joya atemporal que ha cautivado a audiófilos exigentes desde su lanzamiento en diciembre de 1976.
El sonido de Estocolmo
Grabado en el Jazzpuben Stampen, un íntimo club de Estocolmo que antiguamente fungía como una casa de empeños, este disco captura la esencia del jazz en dos noches mágicas: el 6 y 7 de diciembre de 1976. Aunque las circunstancias no eran las ideales para una grabación en vivo, con la sala abarrotada y músicos que comenzaron a tocar sin ensayos previos ni pruebas de sonido, el ingeniero de sonido Gert Palmcrantz logró un milagro acústico.
Una formación de primer nivel
La formación en el escenario incluía a Arne Domnerus en el saxo alto y clarinete, Bengt Hallberg al piano, George Riedel al bajo y Egil Johasen en la batería. Lo que comenzó como otro concierto más se transformó en una de las grabaciones más vendidas de la historia, superando las expectativas y despachando más de medio millón de copias solo en Suecia.
Revolución del sonido
La magia detrás del sonido excepcional de “Jazz at the Pawnshop” se atribuye en gran medida a Gert Palmcrantz, ingeniero de sonido de Proprius Records. A pesar de las limitaciones del pequeño club, Palmcrantz implementó una técnica ingeniosa para capturar la espacialidad óptima: la disposición ORTF de micrófonos, con Neumann U47 mirando hacia el escenario a dos metros sobre el suelo.
Palmcrantz enfrentó desafíos logísticos al llevar los cables desde el escenario a través del bar y la cocina hasta su estudio improvisado. Con equipos limitados, dos reductores de ruido Dolby A 361 y grabadores Nagra IV, grabó cada canción en segmentos de 15 minutos, uniendo las cintas al final de cada cuarto de hora.
La grabación resultante de “Jazz at the Pawnshop” no solo ofrece una experiencia auditiva excepcional sino que sumerge a los oyentes en la atmósfera del club. Los sonidos ambiente, como el tintineo de cubiertos y vasos, conversaciones entre el público y hasta la música de un segundo grupo de jazz en el sótano, se entrelazan de manera orgánica, transportando a la audiencia a aquellas noches memorables.
Este disco, que comenzó como “otro día en la oficina” para Gert Palmcrantz, ha perdurado como una obra maestra del jazz, encantando a generaciones de audiófilos con su calidad acústica excepcional y su capacidad única para capturar la esencia del jazz en su forma más auténtica. “Jazz at the Pawnshop” sigue siendo una referencia obligada para quienes buscan una experiencia musical inigualable.