Otros generos

Borges/Piazzolla: El problema de hablar sin saber

Egocentrismo:

Exagerada exaltación de la propia personalidad, hasta considerarla como centro de la atención y actividad generales.

Prepotente:

Que abusa de su poder o hace alarde de él.

Cuando un genio sabe que es un genio está condenado a convertirse en un pedante. Pero, ¿Qué pasa cuando dos genios se ven obligados a colaborar? Citando a Ernest Hemingway, y a Gil Pender en Midnight in Paris, de Woody Allen:

“- ¿Te podría pedir el favor más grande del mundo?
– ¿Qué cosa?
– ¿La leerías?
– ¿Tu novela?
– Sí, tiene 400 páginas. Y solo busco una opinión.
– Mi opinión es que la odio.
– Pero no la has leído.
– Si es mala, la odiaría porque odio la mala escritura. Si es buena me daría envidia y la odiaré más, créeme, no quieres la opinión de otro escritor.”

Ernest Hemingway in Midnight in Paris » BAMF Style

Piazzolla, un admirador de Borges

Piazzolla, como toda persona que sabe de buen arte, y como buen argentino, admiraba a Borges. En su mente siempre se cocinó la idea de realizar un ballet basado en el cuento de Borges, Hombre de la esquina rosada. Y para ello contaría con el apoyo de la coreógrafa alemana Ana Itelman, aunque, es una idea que jamás se llevó a cabo. Sin embargo, él no se quedaría con las ganas de hacer música con la obra de Borges, por lo que esa idea se convirtió en un nuevo álbum.

Astor Piazzolla | Argentina.gob.ar  

En 1965 Borges y su madre fueron a la casa de Piazzolla para poder escuchar los arreglos musicales para sus poemas, los cuales fueron cantados por la esposa de Astor, Dedé. Aunque conseguir las licencias para usar los poemas de Borges fue una tarea compleja, parece que la primera impresión de Borges fue favorable. Al tener luz verde, se optó por usar además del Hombre de la esquina rosada, se usaron El Tango (poema), Alguien le dice al tango (tango); las milongas Jacinto ChiclanaEl títere y A Don Nicanor Paredes.

Jorge Luis Borges: su obsesión con el primer libro que publicó

Piazzolla para las piezas cantadas contó con Edmundo Rivero, y para las piezas recitadas contaron con el apoyo de Edmundo Rivero.

Empiezan los problemas

Todo iba bien hasta que a Borges se le ocurrió aparecer en el estudio, y como buen sabelotodo, opina, hasta de lo que no conoce. Borges era un genio en su campo, y seguramente era un melomano empedernido, pero eso no lo convertía en músico. Todos los músicos fueron testigos de como Astor vivía en carne propia la frase “no conozcas a tus ídolos”. Ya que cada decisión creativa de Astor era cuestionada por Borges, que al parecer se le olvidaba que por mucho que se trataran de sus poemas, el álbum era de Astor. Y que en ese mismo año, Astor había dado un concierto en el Philharmonic Hall de Nueva York. Por lo tanto y por descalificación, la opinión de Borges en temas musicales quedaba automáticamente invalidada, que para colmo, Borges lo sabía, pero simplemente, no le importaba.

Cien años de Piazzolla: más allá del tango

 

Llegó a decir que yo no entendía de tango, y mi réplica le endilgó a Borges no entender nada de música. Era un hombre autoritario, quizá prepotente en algunas cosas. Yo recuerdo que lo invité a mi casa para hacerle escuchar toda la obra, antes de que se grabara. (…) le dije que había compuesto toda la música a la manera del 900, menos la Oda íntima para Buenos Aires . Borges me contestó que él de música no sabía nada, ni siquiera diferenciar entre Beethoven y Juan de Dios Filiberto. No sabía quién era quién, y además no le interesaba.

-Piazzolla-

Esto hizo que la relación entre ambos quedara de lo más deteriorada. Borges siempre se dirigió de forma burlona a Astor como Astor Pianola (un juego de palabras un tanto decepcionante tratandose del escritor El Aleph). Además, varias veces llegó a decir que su música no le gustaba, uniéndose a toda la bola de músicos de tango tradicional que decían que la música de Astor no era tango.

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