Serge Gainsbourg: La Francia más irreverente

Serge Gainsbourg, nacido como Lucien Ginsburg en París el 2 de abril de 1928, dejó una marca profunda y provocativa en la música y la cultura francesa. Su vida y obra desafiaron constantemente los límites de la expresión artística, lo que lo convierte en una figura atípica, admirada y, a menudo, incomprendida en el mundo de la música y el espectáculo.

Hijo de inmigrantes, hijo de un músico

Hijo de inmigrantes judíos ucranianos que huyeron a Francia en 1919 para escapar del avance bolchevique, el joven Lucien creció rodeado de las influencias musicales de su padre, un pianista de cabaret. Sin embargo, sus primeros años estuvieron marcados por las dificultades de la Segunda Guerra Mundial y la persecución antisemita. Estas experiencias tempranas dejaron una huella en su sensibilidad artística y en su visión del mundo, temas que posteriormente explorarían su obra.

Aunque en un inicio quiso dedicarse a la pintura, Gainsbourg encontró su camino en la música. En los años cincuenta comenzó su carrera tocando en cabarets y componiendo canciones de estilo chanson. Sin embargo, el jazz y las influencias de artistas como Boris Vian pronto lo llevaron a un estilo mucho más arriesgado y experimental. Durante esta época se relacionó con la bohemia parisina, cultivando un estilo único que lo apartaba de los sonidos comerciales de la época yeyé y acercaba sus composiciones a los ritmos del jazz y el blues, aunque sin perder el carácter introspectivo de la música francesa.

Amor Fatuo

Su primera gran colaboración llegó de la mano de France Gall en los años sesenta, cuando escribió la canción “Poupée de cire, poupée de son”, con la que Gall ganó el Festival de Eurovisión en 1965. Esta colaboración le dio a Gainsbourg la exposición internacional que buscaba, consolidándolo como un compositor de éxito y un provocador nato. No obstante, su relación laboral con Gall terminó de manera abrupta cuando la cantante descubrió el significado implícito de la canción “Les sucettes”, una alegoría que Gainsbourg compuso para probar su inocencia.

La verdadera explosión de su carrera llegó en los años setenta con la canción “Je t’aime… moi non plus”, interpretada junto a Jane Birkin, su pareja en ese entonces. Con sonidos sugestivos, el tema fue censurado en varios países y considerado obsceno por algunos sectores. Aun así, alcanzó una popularidad extraordinaria y consolidó a Gainsbourg como una figura rebelde en el panorama musical. Esta provocación fue solo el inicio de una carrera que continuaría desafiando las normas: en 1978, lanzó una versión reggae del himno nacional francés, “La Marseillaise”, que le trajo amenazas y críticas, pero también afianzó su identidad como icono irreverente.

Sus facetas artísticas

Gainsbourg no se limitó a la música; también exploró el cine como director y guionista, produciendo filmes de temas controversiales que reflejaban su inclinación por lo transgresor. Sin embargo, sus incursiones en el cine no alcanzaron el mismo éxito que su música. A lo largo de su carrera, Gainsbourg personificó cada vez más a su alter ego, “Gainsbarre”, un personaje desaliñado y cínico, que representaba su lado autodestructivo y que se presentaba frecuentemente en televisión con un comportamiento errático y siempre fumando.

Durante los años ochenta, Gainsbourg se sumergió en el estilo reggae y el hip-hop, creando obras que llevaban su característica mezcla de sofisticación y provocación. “Lemon Incest”, un dueto con su hija Charlotte, generó controversia, reflejando la compleja y a veces perturbadora manera de Gainsbourg de abordar temas sociales y personales.

Serge Gainsbourg falleció el 2 de marzo de 1991 a causa de un ataque cardíaco. Su legado, sin embargo, se mantiene vivo, especialmente en su tumba en el cementerio de Montparnasse en París, que se ha convertido en un lugar de peregrinación para los amantes de su obra y aquellos que admiran su valentía artística.