Jazz Clásico

Bill Evans: disciplina, desorden y jazz

Bill Evans fue el excel del jazz. Pianista estadounidense nacido en Plainfield, Nueva Jersey, en 1929, pasó su vida reconstruyendo el jazz nota por nota con presición matemática. Su madre le enseñó las primeras escalas, pero fue su curiosidad la que lo llevó a estudiar música en Louisiana y más tarde a sumergirse en los clubes de Nueva York, en donde comenzó a trazar el camino que lo volvería una de las figuras más influyentes del siglo XX.

Su carrera despegó con fuerza en 1956, cuando grabó su primer disco como líder y demostró que su manera de tocar no se parecía a la de nadie. Dos años después, Miles Davis lo llamó para formar parte de una sesión que se convertiría en leyenda: Kind of Blue. En ese álbum, Evans ayudó a crear el sonido modal del jazz moderno. Su composición “Blue in Green” es un ejemplo perfecto de cómo podía transformar la armonía en puras ecuaciones.

Evans no era un pianista de exhibición. Tocaba hacia adentro, analizando cada acorde como si fuera una derivada. En su conversación filmada con su hermano Harry, The Universal Mind of Bill Evans, explicó que aprender a tocar jazz era un proceso lento y consciente, una serie de problemas que había que resolver paso a paso. Para él, la creatividad no era inspiración, sino concentración.

“Si entiendes el problema, puedes disfrutar el viaje”, decía.

Su método tenía un costo. Las giras, la presión y su carácter reservado lo empujaron hacia la heroína, una adicción que marcó toda su vida. Sin embargo, en medio del caos grabó algunos de los discos más importantes del jazz moderno. En 1961, junto a Scott LaFaro y Paul Motian, registró en el Village Vanguard dos álbumes esenciales: Sunday at the Village Vanguard y Waltz for Debby. La interacción entre los tres músicos cambió para siempre el formato del trío de piano.

La muerte de LaFaro, días después de esas grabaciones, lo hundió en una etapa oscura. Siguieron años de altibajos, grabaciones desiguales y nuevos intentos de salir adelante. En los setenta logró un breve resurgimiento con discos como The Bill Evans Album y You Must Believe in Spring, aunque su salud ya estaba deteriorada. Murió en 1980, a los 51 años, en un hospital de Nueva York.

Bill Evans fue un artista de contrastes: disciplina y desorden, técnica y fragilidad. Su influencia llega hasta Herbie Hancock, Chick Corea y Keith Jarrett, quienes reconocen en él una nueva forma de pensar el piano. No buscaba fama ni virtuosismo; buscaba claridad, estructura, una verdad pequeña dentro del caos.

Y la encontró, aunque le costara la vida.

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