Tino Contreras y el Jazz Prehispánico
Tino Contreras, vivía al servicio de la música. Sus canciones le pedían diversas fusiones de géneros. Y no hablamos de lo facilón como lo es combinar el bolero, con las voces más pop que puedas encontrar (hola Luis Miguel) y adornarlas con violines y sintetizadores de lo más cursis.
No, Tino hacía fusiones únicas, como combinar el jazz con la música de nuestros ancestros (alienígena según algunos), música prehispánica. O incluso saltando al otro lado del globo, con ritmos tahuil del medio oriente. A la vez que utilizaba instrumentos que harían que Paco de Lucia abrazara su guitarra con tanta fuerza, hasta el punto de desaparecer, como lo son las arpas microtonales de Julián Carrillo.
Tino es el secreto mejor guardado de nuestro país. Mientras que aquí poca gente lo conoce, en otros países es prácticamente un músico de culto.
Y hablando de aliens, podemos decir que Tino Contreras creaba musical espacial. No a lo Pink Floyd. Sino verdaderamente cosas que, si escuchas por más de media hora, te encontrarás a ti mismo flotando en un Nirvana eterno del que jamás vas a escapar (y no querrás hacerlo) como un poquito de LSD remojado en RedBull.
A lo largo de sus 50 álbumes, Tino crea toda una narrativa multicultural. Desde canciones dedicadas al sitarista indio Ravi Shankar, hasta al dios azteca Quetzalcóatl. Pasando por el viaje de Orfeo a los Infiernos, hasta llegar un ring de lucha libre mexicano. Ese era Tino.