“Aura”, el misterio literario de Carlos Fuentes que marcó el boom latinoamericano
Publicado en 1962, Aura es una de las obras más representativas del escritor mexicano Carlos Fuentes y un pilar clave en la narrativa latinoamericana del siglo XX. Con esta novela corta, Fuentes no solo reafirma su lugar como una de las voces más importantes de su generación, sino que contribuye a consolidar el fenómeno literario conocido como el boom latinoamericano, un movimiento que transformó profundamente la literatura de la región entre las décadas de 1950 y 1970. Este fenómeno dio visibilidad a autores de toda América Latina, y Fuentes, con obras como Aura y La muerte de Artemio Cruz (publicada en el mismo año), se convirtió en uno de sus mayores exponentes.
Lo que distingue a Aura de otras obras del mismo periodo es su estructura narrativa poco convencional, ya que la historia está escrita en segunda persona, lo que involucra al lector directamente en los eventos que se desarrollan. Este recurso hace que quien lee se sienta parte de la historia, como si fuera el propio protagonista, Felipe Montero.
Felipe es un joven historiador que, frustrado por su trabajo mal pagado y su vida monótona, encuentra una oportunidad única al responder a un misterioso anuncio en el periódico. El trabajo, ubicado en una antigua casona en la calle Donceles, consiste en organizar y completar las memorias de un general fallecido, tarea encargada por su viuda, Consuelo.
Al llegar a la casa, Felipe entra en un mundo oscuro y extraño. La casona, vieja y en ruinas, parece atrapada en el tiempo, y tanto Consuelo como su sobrina Aura viven sumidas en la penumbra. La atmósfera de la novela, descrita con gran detalle por Fuentes, genera una sensación de inquietud constante. A lo largo de la historia, el protagonista comienza a sentir una atracción irrefrenable por Aura, una joven de gran belleza, ojos verdes intensos y un comportamiento misterioso. La relación entre Felipe y Aura se desarrolla de manera extraña, como si esta última actuara bajo el control de su tía, la anciana Consuelo.
Uno de los aspectos más interesantes de Aura es la manera en que Fuentes explora temas como el poder del pasado sobre el presente, la juventud frente a la vejez, y la línea difusa entre la realidad y la fantasía. A medida que la historia avanza, Felipe va descubriendo detalles perturbadores sobre la verdadera naturaleza de Aura y su relación con Consuelo, lo que lleva al lector a cuestionar lo que está sucediendo realmente en esa casa. La figura de Aura, siempre vestida de verde y con un aire etéreo, representa la juventud y la belleza en contraste con la decrepitud de Consuelo, cuya obsesión con el pasado y con las memorias de su esposo fallecido simbolizan la resistencia a dejar atrás lo que ya no es.
La novela culmina en un giro que nadie ve venir, que cambia por completo la percepción de Felipe, y también la del lector, sobre los personajes y la trama. Este final inesperado ha sido motivo de múltiples interpretaciones, y es uno de los elementos que han convertido a Aura en una obra de culto dentro de la literatura mexicana y latinoamericana.
Aura es más que una simple novela; es una exploración de los miedos, deseos y fantasmas que habitan en lo más profundo del ser humano. Fuentes crea una atmósfera asfixiante, que atrapa tanto al protagonista como al lector en un universo lleno de símbolos, dualidades y misterios. A pesar de su brevedad, Aura ha dejado un precedente en la literatura, reafirmando la maestría de Carlos Fuentes como uno de los grandes escritores del siglo XX.
