
GoGo Penguin y el equilibrio entre la pérdida y la calma
El jazz de GoGo Penguin no estalla. Se desliza. Entra como una respiración contenida que, sin avisar, libera algo esencial. Desde Manchester, el trío británico ha construido una trayectoria sin estridencias, más cerca del silencio que del ruido. Su más reciente trabajo, Everything Is Going to Be OK (XXIM Records/Sony Masterworks), parece una frase de consuelo, pero también un diagnóstico: la calma no se alcanza, se fabrica.

El disco es el primero con Jon Scott en la batería, tras la salida de Rob Turner. La sustitución no fue un simple cambio de alineación; coincidió con un periodo de pérdidas personales para Nick Blacka, bajista, y Chris Illingworth, pianista. Blacka perdió a su madre y a su hermano con meses de diferencia; Illingworth, a su abuela. Todo eso se filtró al estudio. No como melodrama, sino como material de trabajo. Everything Is Going to Be OK es, antes que un título, una forma de resistencia.
“Creo que aprendimos a no ser tan conscientes de lo que los demás esperaban de nosotros”, dijo Blacka. “El estudio fue un refugio, un lugar donde no había que dar explicaciones”. Illingworth lo complementa: “Hay días buenos y malos, pero en conjunto todo se siente estable. Como si hubiéramos encontrado un ritmo nuevo”.

Ese ritmo se traduce en piezas que mantienen la precisión y la limpieza sonora del trío, pero con una intención más abierta. En You’re Stronger Than You Think, tema que abre el álbum, el piano suena contenido, casi como si evitara quebrarse, mientras un sintetizador Moog se desliza bajo el contrabajo, expandiendo el espacio armónico. El resultado no es un homenaje a la tristeza, sino una constatación: el dolor puede convertirse en textura.
La nueva etapa también marca una ampliación técnica. Blacka utiliza pedales midi para disparar líneas de sintetizador mientras toca el contrabajo; Illingworth integra su piano con un sistema modular Eurorack. “Las divisiones entre lo acústico y lo electrónico ya no tienen sentido para nosotros”, afirma. “Todo es parte del mismo instrumento”.

El trío —que completan Blacka, Illingworth y Scott— lleva dos décadas moviéndose entre el jazz, el minimalismo y la electrónica sin programaciones ni efectos excesivos. En este álbum, las ideas se condensan: no buscan reinventarse, sino consolidar una forma de comunicación que se mantiene viva a pesar de la pérdida.
El sonido de GoGo Penguin recuerda que el virtuosismo no consiste en tocar más, sino en saber cuándo detenerse. Su música se apoya en la repetición, en la mínima variación, en ese espacio entre un golpe y otro donde la emoción se sostiene.
“Queríamos ser más honestos”, concluye Blacka. “No tanto con el público, sino con nosotros mismos. Todo lo que queda al final es lo que sentimos al tocar juntos. Eso, y la certeza de que, a pesar de todo, todo va a estar bien”.



